En «lagos»… «a mares».
Dios mío, cuando aquí llueve es bíblico. Hay que vivir o encontrarse en un país tropical para entender la magnitud de la tormenta. No solamente el agua sino los truenos. Puedo prometer y prometo que alcanzan un nivel sonoro de al menos 10 veces a lo que estamos acostumbrados en nuestro país. Es como si los tuvieras justo encima de tu cabeza. Puedo compartir con vosotros sin rubor alguno, que a mí acojonarme-me acojona.
Las fotos adjuntas las tiré ayer viniendo de un cliente. Sí amiguitos y amiguitas, por estas calles transito yo embutido en mi lustroso traje o conjunto formal. Y así se pusieron las calles apenas 1 hora después de que comenzara a llover.
Qué paradoja para mí, España será el próximo desierto en el mundo.
El Viajero Accidental